Antaño Sestrica fue conocida en el resto de la Península por la calidad y características de su alfarería.
Los cántaros de Sestrica eran famosos por ser modelados sin torno, con la técnica del urdido. Eran de tipo bicónico, con boca y base estrecha, normalmente sin decoración o decorados con incisiones y con un asa.
También se fabricaban tinajas, macetas, cuencos, tapas para tinajas, platos o piezas de encargo, como pilas bautismales.
Aún pueden contemplarse los restos del último alfar del municipio: el alfar Gómez (por el nombre de su propietario y último alfarero de Sestrica, Ramiro Gómez).
Recientemente el Ayuntamiento ha editado un libro dedicado a la alfarería, en el que se describen la técnica y la importancia social y económica de esa industria.