Las zonas más altas de Sestrica y Viver de la Sierra tienen entre 1.200 y 1.400 metros de altitud, recibiendo habitualmente abundantes nevadas en invierno de las que se almacenaban importantes cantidades para el consumo a lo largo del año. Para ello se construían depósitos circulares de entre 3 y 4 m. de diámetro y unos 5 a 8 de profundidad, cubiertos con cúpulas de piedra. Si bien se habla de que pudo haber bastantes más, actualmente se pueden visitar cuatro de estas neveras: una en el monte de San Cristóbal, otras dos cercanas al Collado de Aniñón y otra en la Peña Guzmán, la única que aún conserva la mayor parte de la cubierta.