Viver de La Sierra
Es un pequeño pueblo de la provincia de Zaragoza que cuenta con unos 50 habitantes. Se encuentra a 6 kilómetros de Sestrica y a 86 kilómetros de Zaragoza. Con una altitud de 904 metros sobre el nivel del mar, asentado entre las montañas de la Sierra de la Virgen y gozando de un paisaje extraordinario, es uno de los pueblos más elevados de toda la provincia zaragozana.
No se conocen exactamente las fechas del origen de Viver de la Sierra, pero se tiene constancia de su larga antigüedad ya que aún hoy a uno de sus barrios se le conoce como "Barrio Judío". Perteneció a la comunidad de aldeas de Calatayud, y fue sobrecullida, vereda y corregimiento bilbilitanos. En el siglo XV censaba 23 fuegos, y a mediados del siglo XIX Madoz registró 80 casas, 47 vecinos y 225 almas. En ese mismo siglo llegó a superar los 350 habitantes.
Tras la Guerra Civil, fueron muchas las personas que emigraron a Zaragoza, Madrid, Bilbao o Barcelona en busca de trabajo, por lo que el número de habitantes disminuyó considerablemente.
Actualmente, Viver de la Sierra forma parte del municipio de Sestrica, después de haberse mantenido como municipio independiente a lo largo de un siglo y medio, desde 1834 hasta 1966.
Las fuentes de ingresos de la gente de Viver han ido evolucionando a lo largo de los años de forma muy significativa. Hace unas décadas el cultivo agrícola estaba basado en el cereal, que además de usarse para el uso casero se vendía al resto de habitantes para obtener algún dinero. También la vid fue uno de los principales cultivos, hasta que primero la filoxera y después la poca rentabilidad del cultivo fueron haciendo desaparecer casi todas las parras. Además de la tala, también se tiene constancia de la existencia de yacimientos de yeso y cobre, así como de una importante cantidad de ganado, especialmente ovino.
Hoy en día abundan los campos de cerezos y almendros.
Merece la pena acercarse hasta Viver de la Sierra cruzando el arco minero y visitar la iglesia parroquial, la ermita de la Virgen del Prado, subir hasta la cruz de San Cristóbal o al árbol solitario, buscar las neveras o disfrutar del colorido y el aroma de los almendros y cerezos en su época de floración.
Viver de la Sierra es lugar de paso en la etapa Tarazona-Calatayud del Camino de la Vera Cruz, ruta cultural que une Puente la Reina (Navarra) con Caravaca de la Cruz (Murcia)
Símbolos
Viver de la Sierra cuenta con escudo y bandera.
En la creación del nuevo escudo de Viver de la Sierra se ha dispuesto un campo de oro, metal que en heráldica tiene el significado de nobleza, generosidad, poder y constancia, con una faja vibrada de gules (rojo), que simboliza al signo del zodiaco Aries, en referencia a la Sierra de la Virgen en la que se asienta el lugar y que forma parte del topónimo, que junto con el campo de oro hace referencia a su antigua pertenencia a la Comunidad de Aldeas de Calatayud, que usaba como emblema el Señal Real, resaltada de un carnero de plata, metal que significa elocuencia y verdad, rampante y acornado de sable (negro), como principal símbolo del lugar y en referencia a ser la cría de ganado lanar la principal actividad agrícola e industrial que ha tenido y todavía mantiene la localidad. En los cantones izquierdo y derecho del jefe, se han colocado dos espigas de trigo de sinople (verde), en recuerdo del trabajo agrícola, que complementa la actividad ganadera del lugar. Como timbre, se ha optado por la corona real abierta como recuerdo a su pertenencia a la antigua Comunidad de Aldeas de Calatayud.
Así pues el escudo es cuadrilongo con base circular, en campo de oro, una faja vibrada, de gules, resaltada de un carnero de plata, rampante y acornado; en los cantones izquierdo y derecho del jefe, dos espigas de trigo, de sinople. Al timbre corona abierta compuesta de un aro de oro engastado en piedras preciosas - rubíes, esmeraldas y perlas- sumado de ocho florones de hojas de apio, con perlas intercaladas, de los cuales, tres se hallan ocultos.
La bandera de Viver de la Sierra se representa en un paño cuyas proporciones son de una longitud equivalente a tres medios de su anchura: rojo, en el tercio al asta un carnero blanco, rampante y acornado; el tercio al batiente encajado verticalmente, blanco, con dos espigas verdes, colocadas en los ángulos superior e inferior del batiente.